No es común que personas que admiras fuera de tu entorno, tengas la oportunidad de conocerlas de forma aleatoria. Yo tuve esa dicha, estando fuera de Puerto Rico, el poder estrechar la mano, tomar una foto y poder decirle que era una de pocas por ser única y muy ella.
Fue un encuentro de primera y sin dudas como nunca imaginé.
Iris Apfel, con su estilo único, siempre sobresaliendo por su excentricidad y manera de combinar accesorios con ropa, que si lo hago yo no queda, pero ella, aun en tiempos impensables donde la mujer no podía sobresalir, ella supo desde ese entonces tener esa chispa de no seguir la corriente de ser una rebelde y hacer lo que ella quisiera y como fuera y se sintiera que era ella. Y ella muchas veces dijo que “sabía que no era bonita, pero que tenía algo mejor, estilo”. Y para nada se equivoca.
Como ávida lectora de arte y de lo que pasa en los museos, supe de ella por primera vez en el 2005 cuando el MET organizó una exhibición sobre sus atuendos y accesorios. Me intrigó mucho y en ese momento busqué información de Iris y quedé maravillada con lo que leí y de lo que había en su exhibición, realmente era una obra de arte. Me hubiera gustado ir al Museo y ver Rara Avis, su exhibición, pero en ese momento no se pudo. Y ahí quedo todo.
Ya en el 2015 cuando Netflix lanzó su documental Iris Apfel (hoy día se puede ver en algunas de las plataformas de streaming como Prime Video), algo hizo clic en mí y me acordé de su exhibición. Y mientras más conocía de lo que hizo cómo diseñadora de interiores y cómo escogía sus atuendos, más me daba cuenta de que en un mundo encajonado ella no era parte de él. Iris es alguien que no se dicta por las normas; la pasión y la intuición son sus guías.
Si algo le gusta se lo pone, sino le pasa de largo. Ella aconseja que uno debe conocerse y estar seguro de lo que le gusta y lo que no y de ahí partir con su propio estilo, sin que nadie te dicte lo que es correcto o no. Como muestra pueden visitar su página en Instagram o seguir el grupo en Facebook AllThingsIrisApfel.
Ella ha visitado Puerto Rico y sus in-stores se llenan y es difícil tener un one on one con ella, aun con las palas que se puedan tener. Así que cuando en el 2019, estando en New York y en pleno seminario me sale un anuncio que ella estaría a unas cuadras de donde yo estaba, rápido maquiné con el jefe que allí debíamos ir. Aunque fuera para estar de lejos y poder luego contar esa aventura.
Llegó el día, luego de las charlas matutinas, dejamos un almuerzo a mitad con un canadiense que conocimos que maneja páginas Web y allá nos encaminamos al Hudson Yards, específicamente a Neiman Marcus (que por la pandemia ya cerró). En ese momento ella lanzaría su colección “Nude”. Vaya sorpresa que nos dimos cuando llegamos. El lugar estaba prácticamente vacío, ni 20 personas en ese momento. Consultamos nuevamente la promo que había visto por si habíamos llegado tarde.
Nada que ver, seguimos dando vueltas, cuando de repente me topé con ella y su entourage de frente, le tomé fotos de lejos y uno que otro clip de video, tampoco quería ser intrusiva. Busqué al jefe y de ahí nos organizaron en una fila. A él se le ocurrió que no solo tendríamos la foto, sino que nos llevaríamos algo de recuerdo y con su firma. Allí me quedé en fila esperando que se organizaran y que Iris pudiera subirse a su globo para comenzar la actividad.
Llegado el momento, fue mágico, poder decirle que veníamos de Puerto Rico, que conocíamos a su amiga Marie Helen y que era un placer poder estar ahí, pues además de esa conexión admiramos quién es ella y lo que representa en este mundo: un icono accidental, pero que ha enseñado la importancia de conocerse y ser uno mismo.
Aun hoy día, guardo el pisapapel y la caja que ella firmó. Con sus 98 años de entonces, y aunque un tanto frágil, su esencia y encanto seguían y siguen intactos. Sus enseñanzas y su legado vivirán por mucho.
Para Iris Apfel, ese icono accidental “más es más y menos es aburrido”, y un encuentro con ella siempre será para más.
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Last modified: June 22, 2021
